lunes, 20 de julio de 2009

"Tú no digas frío, ni aunque te rechingue el hielo."
Parte de las sabias enseñanzas de Martín "el caballerango", las cuales han llegado a mí a través de un proceso oral/generacional... Ándale pues. 

ting ting ting

 Sin duda se vendió el texano.
Ayer fui al box. No sé qué tipo de campeonato era, pero lo que sí sé es que atrás de mi había una fila repleta de narquillos con cadenas de oro y dijes de palmeras enooormes. En cuanto a las peleas, lo más impresionante fue la de las viejas: la zorrita de veracruz vs. alicia de puerto vallarta. Ellas sí que se sacaron mole, jajaja, pero boxean casi igual que lo haría yo si me subieran a un rin: a cachetadas enguantadas. Por otra parte, la pelea entre el hijo de Julio César Chavez y el texano, estoy segura que estaba arreglada. Tristemente, después de numerosos rounds de ver a Chavez flaquear por los guamazos del texano, éste al final, se dejó madrear... (Gritos interesantes del público: "madréatelo, sácale el acné al chamaco", "pinche culichi", " sinaloa es la tierra donde se dan los machos... entre ellos", "yo tengo más dinero, yo te pago pinche texano", etc.)

Detallitos buena onda

 Los camiones, no todos pero algunos, tienen unos pequeños focos "individuales" para que el pasajero debajo de estos pueda leer o realizar otro tipo de actividad. He aprendido que la gente puede llevar a cabo un sin fin de actividades en un camión: vender tacos, dormir, dormirse en las piernas de la persona de a lado (me pasó a mí, bueno, más bien a mis piernas), cantar, roncar como si no hubiera mañana, etc. No tiene sentido hacer una lista porque lo que quiero contarles es que hace dos días, a la 1 am en algún punto entre Mazatlán y Tepic, el chofer del camión me metió un cagadón por llevar la luz prendida. Inmediatamente mi abrumadora personalidad y yo, dimos la cara y... apagamos la luz. ¿De qué sirven los putos focos si no es para usarlos cuando se está a oscuras? Uno trata de ir tranquilito, sin vomitarle al vecino, aguantando la falta de música y tele, leyendo un libro divino del amor y la ayuda, soportando el hedor a sope del 70% de los pasajeros, y ¿te sale el camionero con esas mamadas? No, no, no... esos sí no son detallitos buena onda.

lunes, 6 de julio de 2009

7/7

Y yo sin superar la verborrea.  Pareciera que es inherente en mí, casi casi como a los nacos (y odio decir esta palabra porque es denigrante y además, denota mi poca cultura) que cuando se atraviesan la calle y estás a punto de atropellarlos, se ríen. ¿De qué se ríen? No tengo puta idea. Seguramente no es que se les haga chistoso, es meramente una reacción. Así como para mí lo es hablar cuando me pongo nerviosa. Por lo tanto, después de media hora de "yara, yara, yara, bla, bla, bla", de ojos desorbitados de quienes me rodean, leves sonrisas que denotan incomodidad y un ligero bochorno que se vuelve abrumante, me doy cuenta de que ahora sí hay motivo para estar nerviosa. Ya de menos hay razón para estar apenada, le acabo de escupir a una persona que no la debe ni la teme, todos los pormenores de mi vida; y cuando digo todos, no estoy hablando de dientes para afuera. Le acabo de contar en media hora, sin descansos ni tiempo para réplica, porqué me empedé tal día, cómo enseñé los calzones en equis boda, porqué sigo soltera, porqué creo que así me quedaré, porqué pienso que su vieja está tarada, porqué creo que todas las viejas están taradas, etc. Para cuando termino con mi diarrea verbal, a aquél que me escuchaba, no le queda más que sonreir debilmente. No lo juzgo. Es como el pobre cabrón sonriente que estuvieron a punto de atropellar: la libró.

domingo, 5 de julio de 2009

Este colorcito verde en el que se despliegan los títulos de mi blog, está horrendo. Es como un vesde (verde dicho con tonito de que está pinchísimo) menta pastel.

Como cuando bailábamos "No hay marcha en Nueva York" en frente del espejo en Veracruz

Estoy bajando música de Shakira y en verdad sólo es porque extraño a la doctora. No, yo no soy muy fan de las canciones de la colombiana, pero también es verdad que una gran parte de la música que escucho no es tanto porque me guste, sino por los recuerdos que trae consigo.

 Por otra parte, quiero comentar que estoy en una etapa de "me dan hueva los gueyes". Osea, lo que me da flojera es entrar en ese juego, del cual desconozco las reglas, porque así así que los gueyes me den hueva, no. Yo creo que estoy secretamente enamorada de todos, bueno, no de todos en su entera definición. Sólo de ciertas características divinas de cada uno. Por ejemplo, no es que esté enamorada del arquitecto, estoy enamorada de su humor negro y estoy enamorada de los gustos musicales del abogado, de cómo me hace reir el publicista, de los besos del pueblerino, de los rincones oscuros de la mente del junior, del recuerdo del ingeniero, etc. Los amo, pero qué hueva cualquier otra cosa que no sea meramente platónica.