Pasé el fin de semana más extraño de mi vida. Iba a decir del mundo, pero ya basta de generalizaciones todo el tiempo. Tiene razón Pepe cuando dice que es nefasta la gente que pinta todas las situaciones a dos tintas. En fin, volvamos al tema en cuestión.
Me fui a un retiro espiritual, o mejor dicho, a un retiro de fanáticos de Dios y de las adicciones. No voy a hacer un recuento del suceso, sólo quiero compartirles dos o tres cosas curiosas que sucedieron ahí...
El "padrino" (persona que hace las veces de un expositor/guía) pregunta a los "escribientes" (personas que han pagado por buscar una mejora espiritual):
P - ¿Cómo se le llama a una persona que ha matado a un hombre?
E - ¡Asesino!
P - ¿Cómo se le llama a una persona que ha matado a 30 hombres?
E - ¡Asesino!
P - Entonces, ¿cómo se le llama a una persona que ha ingerido alcohol una o cien veces?
E - (voces frenéticas al unísono) ¡Alcóholico!
¿Cómo ves? Posteriormente te clasificaban con lo que ellos llaman "estigmas", digamos, etiquetas. Yo tuve como mil, mi estigma era prácticamente una frase: alcohólica drogadicta neurótica depresiva. Era demasiado largo. Decidieron dejarlo en alcohólica depresiva...
Otro momento curioso fue cuando Mamá Chuy dijo que todo era culpa de nuestro propio tontismo. Wow.
Traté de poner mucha atención a los pequeños detalles, pensando que los contaría en este blog. Pero me doy cuenta que he olvidado la mayoría. El tontismo opacó a los demás...
Suerte y godspeed